La procedencia es un lugar concreto identificable, no una zona, una región, ni, desde luego, “Egipto”. Debe ser una ciudad, o un pueblo, o una aldea, o un cementerio, o un yacimiento, … individual.
Así que en la ficha solo se pondrá la procedencia cuando esté atestiguada directamente por su excavación, o por medios indirectos pero verificables.
No se colocarán referencias como “Alto Egipto”, “El Fayum”, etc. (independientemente de que en el texto correspondiente se haga referencia a estos lugares más amplios), por dos razones fundamentales:
i) no podemos saber si este tipo de localizaciones son reale o, simplemente, una “pseudo información” (Dunand 1979: 5) facilitada con otros propósitos (ocultar la zona verdadera del hallazgo, aumentar el precio de la pieza, …);
ii) en general, denominaciones tan amplias ayudan poco al análisis de los objetos concretos y, por contra, pueden incitar suposiciones que dificulten la comprensión.
Un asunto especial es el de los retratos de las coleccines Graf. Para la ficha, consideraremos como desconocido su lugar de procedencia, a sabiendas, como acabamos de apuntar, de que la filiación “El Fayum” fue utilizada por muchos comerciantes para realzar la credibilidad o el precio de sus retratos (Root 1979: 7). En este caso, el cementerio de Filadelfia que se acostumbra a llamar er-Rubayat, funcionó en los años finales de la década de los ochenta del siglo XIX como una denominación genérica que facilitaba el conocimiento y la venta de los retratos. No cabe duda de que algunos de los retratos que se identifican como de er-Rubayat pertenecen al cementerio de Filadelfia (carecería de toda lógica suponer siquiera lo contrario), pero, lamentablemente, no podemos saber cuáles y eso envenena la colección completa. Además, ninguno de ellos proviene, que sepamos, de una excavación documentada. Ante esta situación, tomamos la opción más cautelosa posible.